La función histórica del tiempo, La memoria del olvido y el olvido como instrumento de dominación.
El papel de la memoria en la construcción de la historia, (historia de las memorias.) Se entiende por memoria, la capacidad de almacenar experiencias, es el registro de lo que se vive, y se presenta a nosotros en forma de recuerdo, siendo este una aproximación del suceso recordado, la fidelidad este último depende de su relevancia y funcionalidad en lo cotidiano. Si bien la memoria es usada por del hombre no es exclusiva de él, existe una memoria animal a demás de la memoria humana. En la memoria animal no hay una reflexión o conciencia del recuerdo, se hace referencia a un proceso meramente practico, individual y aislado, por el contrario la memoria humana se efectúa una constate depuración y selección de información procesada, siendo esta no solo práctica a nivel funcional, ya que trasciende lo individual instalándose en lo colectivo. La memoria es la base del conocimiento sin ella no hay referente. Pues bien ahora se puede abordar el concepto de memoria a un nivel básico (animal) y la memoria humana, constituida por otras memorias (individual, familiar y histórico-social). Aunque el hombre es capaz de usar esta capacidad reflexiva en pro del bienestar humano, con frecuencia se limita al nivel básico.
Se entiende que uno recuerda lo que experimenta ¿qué pasa en los sueños? (son acaso el encuentro de mis memorias), y a su vez, uno es producto de sus experiencias, ¿pero acaso no repercuten en mi vida personal los sucesos (recuerdos) familiares, nacionales y mundiales, aunque no los experimente directamente? No porque no esté presente, quiera decir que no haya pasado, ni pase o siga pasando (en el caso del terrorismo de estado en México) el espacio donde convergen lo público y lo privado es precisamente en la familia, y es en esta interacción que se aprende, “memoriza” y reproduce el esquema establecido, dictado claro por las clases dominantes. Por tal motivo mi interés de abordar los recuerdos y el olvido, procesos legitimizadores del discurso y de la memoria histórica.
La importancia de centrar mi atención en la memoria histórica, radica en la complejidad de dudas existenciales que de ella se generan (quien soy, de donde vengo, que hago aquí, y hacia dónde voy, etc.) y las implicaciones psicopoliticas que de ellas se desprenden (identidad, nacionalismo, autonomía, autogestión, etc.). En el plano familiar se adquieren las bases de un adoctrinamiento ideológico, que posteriormente en la escuela se perfecciona y permite sobre llevar la vida en sociedad. Tal alienación, proviene del ámbito psico-político, instaurado en la memoria social, pero es aquí donde la función de la memoria se pervierte, pues en lugar de recordar, olvida, se convierte en un mecanismo de control, el pueblo no se da cuenta de la violencia implícita en el manejo de información, al esconder, mentir y deformar su memoria histórica, no solo sufren del engaño, lo peor es estar estigmatizados por ser una nación ahistórica, por no tener conciencia, y no desarrollar una memoria social-histórica emancipadora. (el olvido, síntoma del ahistorisismo imperante)
Puede ser que el problema sea la negación de la historia establecida, expresión inconexa, incoherente y desorganizada con que se presenta lo cotidiano. Se nos enseña lo que quieren que aprendamos, la adoctrinación es indispensable para funcionar dentro de los parámetros marcados por la sociedad de consumo, no importa saber quien somos, de dónde venimos y mucho menos hacia dónde vamos.
El reto del pueblo de México es luchar contra su propia ahistoricidad, hay que tener en cuenta la incapacidad para generar estrategias que den frente a los desafíos educativos, se pregunta por el numero de matricula o de porcentajes de alfabetización o aprovechamiento, pero no solo hay que valorar eso, actualmente está de moda el ingles y la computación, que no son más que propaganda del imperio yanqui y de la globalización. Es importante preguntarse acerca del currículo educativo, la mirada no es en función de cuanto se enseña, sino en función del que y como enseñar.
La aversión al estudio y al conocimiento está llena de tabues, hábitos y expresiones de disidencia. Estudiar es para un niño lo que para el trabajo para un adulto “una carga” es en la cotidianeidad donde lo aprendido cobra sentido y da valor al actuar. ¿Con que sentido se aprende y se enseña? El sentido de lo aprendido queda sujeto a la productividad de bienes materiales, ¿y qué hay de los bienes de espíritu? El propio desarrollo humano es limitado por el sesgo e insuficiencia de la teoría y la práctica. JUSTIFICACIÓN DE LA METODOLOGIA INVESTIGACIÓN ACCION
Con el uso de la memoria se hace referencia de lo acontecido, sin embargo es posible tener presente lo que paso, pasa y pasara, en el devenir humano a través de la memoria (individual, familiar, colectiva y la ancestral). La convergencia de estas ayudan a comprender reflexiva y críticamente la propia realidad social. Por lo tanto si la función de la memoria es registrar lo que se experimenta, ¿Se puede tener registro de lo que no se ha experimentado directamente? Existe información que queda flotando entre lo real y el ideal, gracias a la incongruencia de concebir al tiempo de manera lineal y con ello la propia historia queda sujeta a los lineamientos establecidos, el terrorismo de estado es justificado y validado en nombre de las estrategias de orden y progreso vigentes. De ese modo la historia se refleja en el discurso, puesto que configura mi espacio y este al ser parte de un informar-deformar configura las bases de mis relaciones, por lo tanto; lo que hablo a su vez refleja las múltiples lagunas mentales que obstruyen el desarrollo y potenciación de una conciencia histórica.
Es aquí donde lo público se hace privado, la historia trasciende la memoria individual para enrizarse en la cultura e internalizarse en lo cotidiano. Crecer en un contexto donde la conciencia de clase se adquiere en lo cotidiano, facilita la elección del actuar consiente, el ejercicio de estar interesado en el acontecer.
Al ejercitar la memoria se desarrolla una conciencia y esta a su vez potencia la concientización, la cual es entendida por Paulo Freire (1975), como la acción cultural para la libertad proceso por el cual en la relación sujeto-objeto, el sujeto logra captar en forma critica la unidad dialéctica entre el yo y el objeto(capacidad de transformación, para este pedagogo se tiene que tener mucho cuidado al referirse a tal proceso fuera de la praxis, fuera de la teoría-práctica y fuera de la unidad reflexión-acción. En el caso de los desaparecidos el proceso de concientización cobra validez al estar presente en lo cotidiano, el acto consciente se ejercita a través de la experiencia de clase “los vencidos, dominados, oprimidos, colonizados, etc. Siguiendo la línea freiriana la concientización se refiere antes que nada a la conciencia de clase y no a una conciencia psicológica sino a una práctica que es un saber de clase. El ser de provincia, y tener contacto directo con la realidad obrera campesina, va forjando en ellos una conciencia de clase y en consecuencia una concientización.
La experiencia traumática del terrorismo de estado tiene un efecto psico-educativo, en la memoria individual, en el caso del desaparecido, pero tan bien en la memoria familiar, pudiéndose hablar además de una memoria social-histórica. Aquellos que son violentados, son a su vez motivados a buscar respuestas y soluciones, esto como efecto de una reflexión-acción, traducido en una participación política no pasiva. Si bien la concientización promueve una participación activa en el caso del desaparecido, sus repercusiones reflexivas y críticas se instalan en lo familiar (memoria familiar), promoviendo de manera casi obligada una participación activa a sus miembros (madres, hermanas, hijos), en la exigencia de sus derechos y el reclamo de sus peticiones.
Si bien, el proceso de concientización está presente tanto en el desaparecido como en su familia. En el caso del desaparecido, su actuar consiente en lo cotidiano, hace que su participación e involucramiento en lo político sea por convicción propia, de manera libre, como algo natural, mientras que en el caso de la familia, el acercamiento al proceso de concientización es brusco, no elegido y por demás violento. El resultado es un “abrir los ojos” es la elaboración histórica de la realidad.
lunes, 8 de junio de 2009
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